La creencia popular afirma que el frío es un factor decisivo a la hora de enfermarse. La ciencia, en tanto, sabe que la causa del resfrío es un virus. Sin embargo, nuevos estudios indican que la temperatura cumple un papel
EL RESFRÍO ES LA ENFERMEDAD HUMANA MÁS COMUN. UN ADULTO TIENE ENTRE 2 Y 5 POR AÑO
El mandato levemente disfrazado de sugerencia todavía resuena en nuestros oídos: “abrigate que te vas a enfermar”. En el que “enfermar” significaba “resfriarse”, pero hoy es más o menos conocido por todos que la relación entre frío y resfrío –más allá del parecido de las palabras– es un mito.
El resfrío no es provocado por las bajas temperaturas, sino por un virus. El rinovirus, más específicamente, que ataca por la nariz (rhino significa “nariz” en griego). Pero, entonces, ¿cómo es que todo el mundo se resfría más seguido durante el invierno, cuando nos congelamos de frío?
La respuesta científica es sencilla: en épocas de bajas temperaturas la gente pasa más tiempo en lugares cerrados, amuchados, diríamos. Y ahí es donde el virus aprovecha el terreno fértil para diseminarse. Un estudio de 2014 del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés) encontró que las gotitas que se esparcen en un estornudo viajan mucho más lejos que lo que se creía. Las más pequeñas pueden alcanzar hasta 6 metros de distancia, con el rinovirus cómodamente alojado en su interior. De manera que la recomendación de cubrirse con el brazo al estornudar es de primera importancia. No alcanza con taparse con la mano.
No obstante todo lo dicho anteriormente, a comienzos de 2015 se dio a conocer una investigación realizada por la Universidad de Yale que establece que podría haber una relación entre temperatura y resfrío. Se sabe desde hace décadas que el virus prolifera en temperaturas entre 33° C y 35° C, que es la temperatura normal de la nariz, algo por debajo de la temperatura corporal normal, 36,7° C. La pregunta es ¿por qué? Los científicos de Yale, mediante un cultivo del virus en células de ratones, establecieron que la respuesta del sistema inmune ante la invasión del rinovirus es más débil en temperaturas por debajo de los valores normales.
De modo que la última palabra no está dicha. El antiguo consejo de madres y abuelas quiere salir del baúl de mitos en el que estaba guardado junto a otras creencias populares como: “si te bañás después de comer te morís” o “mezclar sandía con vino te deja la panza dura”. El tiempo dirá si la ciencia lo permite.