El aire que respiramos es indispensable para la vida, pero en las ciudades el aire está repleto de micropartículas que ingresan en nuestros pulmones sin que nos demos cuenta. ¿Cómo recuperar el placer de inhalar aire puro?
EN PROMEDIO, UNA PERSONA RESPIRA 20 MIL VECES AL DÍA, DURANTE EL CUAL INHALA UNAS 50 MIL PARTÍCULAS CONTAMINANTES
En la escuela se enseña que el aire es un compuesto de nitrógeno, oxígeno y otros gases. Pero en la realidad que respiramos día a día, el aire está conformado por muchos otros elementos: porciones microscópicas de materia, técnicamente denominadas partículas en suspensión. Esto incluye eso que llamamos vagamente “polvo”, pero también muchas otras cosas. Especialmente en las ciudades, con la aglomeración humana e industrial que impera en ellas, existe un grado de concentración de partículas en el aire que presenta serios riesgos para la salud, tanto por la cantidad de objetos minúsculos e “invisibles” que flotan en el aire, como por la peligrosidad intrínseca de algunos de ellos, capaces de provocar serias enfermedades, e incluso la muerte.
Esencial para la supervivencia de los seres vivos, el oxígeno ingresa al organismo mediante la respiración pulmonar. Desde hace algo más de dos siglos, con la Revolución industrial, la polución del aire pasó a ser un fenómeno de gravedad creciente, y de origen fundamentalmente humano: el esmog, partículas de combustión de motores y fábricas, agentes químicos, humo doméstico, entre otros.
Ante este problema, hay algunos mitos que conviene erradicar y actividades que es bueno poder en práctica:
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